Monday, May 15, 2006

Liderazgo y ética en política


"El bien es ciertamente deseable cuando interesa a un solo individuo; pero se reviste de un carácter más bello y más divino cuando interesa a un pueblo y a un Estado entero"
(Ética Nicomáquea , 2, Aristóteles)
La historia nos dice que los grandes cambios o transformaciones son el resultado, entre otras cosas, de la acción de grandes líderes políticos; sin la intervención de estos la articulación y construcción de “nuevas reglas de juego” y los “acuerdos” necesarios que los sustenten, no serían posibles, por ello, el rol de nuestros lideres y dirigentes políticos es importante para superar el actual escenario de crisis e incertidumbre política y social que vive el país. Hoy más que nunca, Bolivia requiere y demanda de actores que perciban que una nueva institucionalidad puede sustituir y/o cambiar a la precedente, superando los conflictos existentes y otorgándole el apoyo y legitimidad en entredicho o déficit, en este sentido, aquellos - lideres políticos - deben ser capaces de “elevar la conciencia a un nivel tan alto que la gente pueda tomar conciencia de lo que siente hasta movilizarlo y comprometerlo para la transformación”, (Joan Prats), sólo así produciremos nuevas “reglas, identidades y significados” que impulsarán y sostendrán los cambios y transformaciones que el país exige. Necesitamos revalorizar o reinventar la política, asumiéndolo como una tarea y responsabilidad compartidas y de todos; es por ello que entre otras cosas, los ciudadanos debemos renunciar a nuestra actitud de “idiotas” (en la antigua Grecia, éstos eran aquellos que se excluían de los asuntos públicos de la ciudad y, por el contrario, sólo ponían énfasis en sus asuntos particulares o privados); adoptando actitudes y ánimos que nos comprometan activamente a impulsar los cambios y reformas que se necesitan, bajo criterios de visión e innovación en materia de propuestas y políticas públicas. Sin embargo, los cambios y transformaciones sólo serán posibles en función de los valores y virtudes que los impulsen, en consecuencia, la ética debe constituirse en un elemento esencial que guié y sostenga la practica y acción políticas de nuestros lideres políticos. Una conducta acorde a la ética será aquella conducta virtuosa. La virtud es la disposición constante del alma a conducirse de acuerdo al bien y a evitar rigurosamente el mal. Debemos superar aquella falsa antitesis maquiavélica entre ética y política y, por el contrario, reafirmar la noción de que la ambición política sin criterios éticos deja de valer por sí misma y se rebaja al nivel de un mero valor instrumental al servicio del enriquecimiento. La imposición de la razón de estado con desprecio de todo princpio ético no merece ser tutelado o respaldado.
La política sin virtud no es política. La política es la ética de lo colectivo. La virtud es el límite, contenido y fundamento de la acción y practica políticas, por ello la política como “arte o ciencia de gobernar o de lo posible” o la “continuación de la guerra en tiempos de paz”, sólo tendrá sentido, cuando persiga y busque concretar virtudes colectivas. Como lo sostiene Prats, la política debe ser vista como la “acción necesaria de uno en interés de todos”; “la oportunidad de autorrealización de un yo colectivo frente al ego insolidario”.
(Artículo escrito con ocasión de las Elecciones ganadas por Evo Morales)

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